El discurso « woke » se extiende al margen de la deconstrucción que se ha convertido en un Zeitgeist – espíritu de la época[1]. Si ese es su origen, sus efectos tienden a bifurcarse : por un lado el « wokismo » señalado por la derecha, contra el cual se procede para defender las identidades de la tradición ; por otro, la comunidad woke de izquierda, que lucha en defensa de las identidades de las minorías que esa misma tradición margina. ¿ Qué comparten estas dos instancias ? « Por un curioso efecto de quiasma, la follery – estupidez[2] –, que da su estilo individual al intelectual de izquierda, acaba muy bien en una knavery – picardía[3] – de grupo, en una canallada colectiva »[4].
Mirando más de cerca, la deconstrucción, nacida filosóficamente en Francia, se convierte en un fenómeno cultural que regresa de los Estados Unidos de América[5]. Transformada en método y en nueva Weltanschauung – cosmovisión[6] –, pierde así su dimensión ética para difundirse de manera crítico-dialéctica. Extrañamente, la posición del sujeto que defiende su propia identidad (patronal o minoría) parece inmune a sus efectos, probablemente porque el wokismo, ideológicamente, diluye su radicalidad al interpretarlos en clave revolucionaria y no subversiva.
Una cierta proximidad unía a los deconstruccionistas[7] y a Lacan, una proximidad que dependía de una forma particular de malentenderse. Al criticarlo, lo leyeron y compartieron con él el tema central que preocupaba a la época. Hoy, sin embargo, estamos en otra parte, como ya subrayaba Jacques Derrida diez años después de la muerte de Lacan : « lo que la restauración plana en curso intenta encubrir, negar o censurar, es que nada que haya podido transformar el espacio del pensamiento en las últimas décadas hubiera sido posible sin alguna explicación con Lacan »[8].
La clínica del patriarcado puede entonces ayudarnos a demostrar que en el siglo XXI
otro despertar es posible, a condición de releer al revés nuestra tradición, orientando su transmisión a partir de la ética del objeto[9]. Se trataría de mostrar, caso por caso, que hay de lo indeconstructible y que este punto, más que sobre la idea de justicia, descansa sobre la ambivalencia constitutiva del objeto, por lo que « todo comienza, incluso la fidelidad misma, hasta el juramento, con un perjurio imperdonable »[10].
En el mal despertar del wokismo, deberíamos entonces empezar a recordar lo que Lacan subrayó en El Momento de concluir, es decir, que despertar (woke) es un sueño en el sueño, el sueño de la eternidad, de la ausencia del tiempo : el fin del decir[11].
Referencias del autor.
[1] N.d.T. : La traducción es nuestra.
[2] N.d.T. : La traducción es nuestra. En el Seminario VII, página 221, de la edición de Paidós, Lacan utiliza este término en inglés.
[3] N.d.T. : La traducción es nuestra. En el Seminario VII, página 221, de la edición de Paidós, Lacan utiliza este término en inglés.
[4] Lacan J., El Seminario, Libro VII, La ética del psicoanálisis, 1959-60, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 222.
[5] Esta es la tesis de François Cusset en French Theory. Foucault, Derrida, Deleuze & Co. all’assalto dell’America, Il Saggiatore, Milano 2003.
[6] N.d.T. : La traducción es nuestra.
[7] Lacan J., El Seminario. Libro XX. Aún, 1972-73, Buenos Aires, Paidós, 2010.
[8] Derrida J., « Pour l’amour de Lacan », en Lacan avec les philosophes, París, Albin Michel, 1991, pp. 397-420, trad. it., Por amor de Lacan, en « aut aut », n. 260-261, 1994, pág. 155.
[9] Lacan J, « Televisión », en Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012.
[10] Derrida J., Tocando, Jean-Luc Nancy, tr. él. por A. Calzolari, Marietti, Génova-Milán 2007, p. 122.
[11] Lacan J., Le Séminaire. Libro XXV, Le moment de conclure. 1977-78, inédito, lección del 15 de noviembre de 1977.
Traducción : Carolina Vignoli
Relectura : Tomás Verger
Fotografía : © Fabien de Cugnac