Hay una pregunta clínica que para mí se fue desprendiendo de la lectura de los textos del blog : ¿ el síntoma está asegurado ?
Algunas referencias me interesaron para pensar esta pregunta : « Al principio, con Freud, el psicoanálisis se orientó por el padre »[1]. « Lo esencial de la función del padre es ser un síntoma »[2]. « El padre es un síntoma, o un sinthome, como ustedes quieran. »[3] Neus Carbonell propone que es, por su síntoma, que el padre ejerce su función civilizadora.
Entonces, ¿ en qué medida el psicoanálisis se sigue orientando por el padre ? Constatamos un fracaso del discurso del amo y un auge del discurso capitalista que en su lógica consigue instaurar un cortocicuito en la rotación de los lugares, no es el lugar del agente el que comanda. El saber está articulado a la producción de objetos. Me pregunto entonces si nos encontramos en una época de cambio de discurso constante, o si el discurso capitalista se ha instalado de tal manera que va derribando la posibilidad del comando. Porque este comando, el lugar del agente, es la posibilidad de que la función sea encarnada. ¿ Es el fracaso de la estructura misma de discurso lo que está en juego ?
Algunos datos clínicos muestran, precisamente, lo sintomático en juego allí, esta dificultad para ubicarse en el discurso y ordenar esos lugares. Por ejemplo, padres llegan con niños « problema », traen un diagnóstico, o lo solicitan. Sin embargo, se verifica que esa creencia en que el diagnóstico podía orientar, cae. Por otro lado, hay una dificultad para percibir lo que hay de sufrimiento en ello, tanto del lado del niño como de los padres. Se escucha en las presentaciones esa distancia, barra, barrera con la palabra, se diluyen las consecuencias que tiene tomar la palabra. Encuentro una dificultad para instaurar la palabra.
Recibimos también a adolescentes con un impedimento extremo para responsabilizarse de sus actos, para escuchar, para tomar la palabra, « no tengo nada para decir, no es importante, no tiene sentido, da igual ».
En estos casos se puede esbozar una línea de concurrencia entre ellos. Ésta nos lleva a pensar en la dictadura del plus de gozar, la cual deja muy poco espacio a una estructuración sintomática. En efecto, el plus de gozar que arrasa con padres y niños. Empuje en que el niño se vuelve dictador, ¿ Cómo transformar eso ? Es la pregunta clínica más actual, la de los padres, ¿ cómo hacer para frenar eso ?
Otro dato clínico es la degradación de lo masculino. Algunas mujeres dicen prescindir de un hombre. Se escucha : « para que lo quiero, no necesito de un hombre, sobra. » Por otro lado, diversos hombres llegan a la consulta devastados por su separación, dando cuenta de un cambio radical en la posición de aquellas que fueron sus mujeres. Las mismas se vuelven feroces, déspotas, incluso con afirmaciones tales como « sacarles todo », incluidos los niños, esos niños que se convierten en objeto de litigio.
Habrá que ver si para las primeras, « prescindir de un hombre » es una solución, o bien, qué es lo que hay en juego en esa exclusión amorosa. Este segundo ejemplo podría leerse como una versión feroz del padre. Es decir, mujeres que se vuelven la ley, ejerciendo su « potestad ».
Para finalizar retomo entonces la pregunta inicial. Si el psicoanálisis se sigue orientando por el padre, ¿ no es en la medida en que introducimos el amor ? El amor como función por excelencia de una falta. Aquella operación que propone, como analistas, encarnar un discurso que sintomatice. El síntoma no está asegurado, hay que producirlo, en un lugar que le recuerda al sujeto la ex-sistencia de un saber propio y la responsabilidad en juego al decirlo. Si hay una función del padre que aún está viva es ésta, el punto es quién la encarne. Como analistas intentaremos hacerlo, causar ese deseo, también en el otro.
[1] De Halleux B., « Familias Reiventadas », Nobodaddy, Blog PIPOL 11, publicado el 26 de febrero del 2023, disponible en línea.
[2] Lacaze-Paule C., « Los pecados del padre », Nobodaddy, Blog PIPOL 11, publicado el 26 de febrero del 2023, disponible en línea.
[3] Lacan J., El Seminario, libro 23, El Sinthome, texto establecido por Jacques-Alain Miller, Buenos Aires, Paidós, p. 20.
Fotografía : © Atelier d’Art de la Baraque
