Querría dedicar este texto a una reflexión sobre la concepción del lenguaje en la teoría de género. No se me escapa la dificultad que conlleva mi deseo dado que el género (gender) es el último gran mensaje ideológico, al menos en Occidente.
Para situar de manera amplia lo que está en juego, diré que la lingüística dio un paso decisivo en los años de la posguerra al considerar diversas disciplinas sociales – el estructuralismo – que el estudio del lenguaje les proporcionaba un instrumento que permitía un verdadero cambio epistemológico : se podía construir una ciencia de la cultura. A partir de entonces fue posible una ciencia galileana de la lengua en los términos de A. Koyré : con un objeto empírico y contingente, al igual que la física, y también al igual que ella matematizada (no en sentido numérico sino a través de la utilización de letras sin sentido, pero que resultan constrictivas).
J.-C. Milner afirmó que se trataba de una revolución del pensamiento[1]. Y por eso he querido comenzar por el marco teórico en el cual se inserta esta manera de concebir el lenguaje, que como bien señala Eric Marty[2], se contrapone a la concepción del lenguaje de la teoría de género.
Ese cambio fue importante, pero en cierto modo efímero, porque ya a finales de los años 60 algunos de los mayores representantes se fueron alejando del estructuralismo, incluido Lacan, quien definió la lingüística como elucubración, si bien mantuvo el interés por el lenguaje. Lo concibió de otro modo, al inconsciente « habla » añadió « y se escribe ». Al tiempo que el sin-sentido en acto fue incluido en el sentido mismo.
Lacan mantuvo a pesar de esos cambios la manera de pensar la lengua de F. de Saussure. Sostuvo como él que « es un sistema de signos o de significantes » cuyo valor es puramente diferencial.
El lenguaje en la perspectiva del lenguaje inclusivo, a partir de los años 80, se volvió a concebir en cambio como una relación directa de la palabra con la cosa, de la palabra con el referente, como puramente lexical, una nomenclatura. El lenguaje es mucho más amplio, en él no hay sólo sustantivos.
El carácter social de la lengua, la unión del significante y el significado no depende de la libre elección del hablante. El sujeto es hablado por la lengua. Y aunque la lengua esté continuamente cambiando e incluso, cada uno de nosotros « le dé un pequeño empujoncito sin el cual no sería una lengua viva »[3], esos cambios no son voluntarios.
Por otra parte, como sostuvo la lingüista Yana Grinshpun[4] – invitada a la emisión de Studio Lacan, La police de la langue[5], la lengua no es segregativa, no es intencional. Tanto el Mein Kampf de Hitler como El discurso del III Reich, de Klemperer, están escritos en el mismo alemán. Se trata de diferentes discursos, pero la lengua es la misma. Propuso que imputar una intención segregativa al lenguaje, en relación a las diferencias de género por ejemplo, es cuanto menos ideológico.
Un cartel de una película de Disney anunciaba : Cruella, un escroc plein de talent, y Grinshpun explicó que escroc es un término no feminizable. Significa deshonesto, estafador, su género gramatical es masculino pero desde el punto de vista semántico no dice que sólo los hombres sean bandidos.
Concluyó su intervención cuestionando el carácter performativo de la lengua defendido por la teoría del género y en particular por J. Butler. El lenguaje no es siempre performativo, su introductor, el lingüista inglés J. L. Austin sostuvo que sólo ciertos actos de habla son performativos. Aquellos en los que decir es hacer (como jurar por ejemplo). En el resto del lenguaje « No es suficiente decirlo para que sea ».
La lingüística depende – aunque no lo sepa necesariamente – de una proposición : la lengua no es una superestructura. Lacan, en una nota a pie de página, de su Escrito « La instancia de la letra … », indica que fue Stalin el primero en afirmarlo rotundamente. « Recuérdese – escribió Lacan – que la discusión sobre la necesidad del advenimiento de un nuevo lenguaje en la sociedad comunista tuvo lugar realmente, y que Stalin, para alivio de los que confiaban en su filosofía, la resolvió en estos términos : el lenguaje no es una superestructura »[6].
Hoy, sin embargo, todo reposa sobre la convicción de doxa de que la lengua es una superestructura, convicción bien anclada en el constructivismo social de que un poder político puede intervenir e interviene sobre la lengua. Ese poder es en la teoría del género, el patriarcado, un modo de dominación sobre las mujeres. Se habla de procesos que dependen de la determinación social como si en los usos y costumbres de una sociedad, el binario naturaleza/cultura lo agotara todo. En palabras de J.-C. Milner, esta visión sociológica « vuelve a afirmar que todo es superestructura, de una estructura indeterminable (puesto que ya no se es marxista) » y añade que además « a la infraestructura no se la toca, bajo pena de abominable revolución »[7].
El dispositivo sociologizante vuelve a diferenciar dos reinos, el de las leyes de la naturaleza y el de la cultura. Hace que la « perturbación » del género se despliegue en el campo de las interacciones sociales a partir de los espacios sociales minoritarios. J. Butler considera que el concepto de género es una noción « derivada de la sociología »[8].
El triunfo del discurso que proviene de la teoría de género se va convirtiendo en un mensaje cada vez más dominante. Eso no significa que no encuentre resistencias, tampoco que allí donde parece reinar la ideología de género no permanezca una visión no sólo sometida a la idea de la diferencia natural de los sexos sino también a una jerarquía mantenida de los sexos y/o a normas sexuales discriminatorias. No es en absoluto la posición del psicoanálisis, aunque sus críticos a veces se lo atribuyan.
* Butler, J., Gender Trouble : Feminism and the Subversion of Identity, Nueva York, Routledge, 1999 o El género en disputa : el feminismo la subversión de la identidad, Barcelona, Paidós, 2007.
[1] Milner, J.-C., « De la linguistique à la linguisterie » en Lacan, l’Écrit, l’Image, Flammarion, París, 2000.
[2] Marty, É., El sexo de los Modernos. Pensamiento de lo Neutro y teoría del género, Buenos Aires, Manantial, 2022.
[3] Lacan, J., El Seminario, libro 23, El sinthome, Cap.9 « De lo inconsciente a lo real », Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 131.
[4] Grinshpun, Y. y J. Szlamowicz, Le genre gramatical et l’écriture inclusive en français. Revue de linguistique Observables N 1.
[5] Studio Lacan N 44, La police de la langue, en youtube.
[6] Lacan, J., Escritos, Tomo 1, « La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud », Buenos Aires, Siglo XXI editores,1971, p. 182.
[7] Milner, J.-C., op.cit., p. 10.
[8] Butler, J. Deshacer el género, Barcelona, Paidós, 2006.
« Así, el concepto de género que deriva del discurso sociológico, es extraño al discurso de la diferencia sexual que emerge del marco de referencia lacaniano y post-lacaniano ». (Citado por Marty, É. del original inglés, p. 47 y traducción propia).
Fotografía : © Martine Souren