En el sistema público de protección de menores el significante padre estaría pulverizado, apenas se nombra, sólo se pregunta si hay. No están presentes en la mayoría de los casos ; quedan los efectos singulares de sus pecados, siendo origen y causa de la protección, porque agreden, abusan y rechazan.
Lacan apuntalará la idea, ya precedida por Freud, del declive de la imago paterna para centrarse en la función. La puesta en acto de la estructura psíquica, según Freud, la elección de la propia neurosis, se constituye en función de los amores edípicos, siendo dicha elección el desarrollo ruidoso de la relación que cada sujeto mantendrá con la función paterna, desde lo terrible, siniestro, amoroso, inconsistente y más. Desde el psicoanálisis, la causalidad psíquica no ofrece acomodaciones entre la naturaleza de las causas y los efectos, no se hacen previsiones, como sí hace el discurso científico, pero sí se pueden y deben tomar los decires de los sujetos que escuchamos, siendo ese nuestro hilo conductor.
Cuando el padre ofrece lo peor, perversión, abandono o abuso, en la institución vemos surgir la pregunta del sujeto por la causa del odio del padre. El sujeto, a veces ya convertido en adulto en la clínica, se la formulará una y otra vez, escuchando varias respuestas, de lo social, las madres o las instituciones, llegando un punto en que parece que decide callar, aunque seguirá con su interrogante y encontrará un síntoma singular para manejarse como pueda, como todos. Las respuestas que la madre ofrecerá no serán sin sus propios pecados y elecciones. Aunque al llegar a la institución el niño no sabe qué hacer con el daño recibido, después podrá ver el cuidado y sostén de otros que le dan un lugar para la palabra, apareciendo el amor de transferencia, que facilitará la elección de soluciones. Los pecados del padre se reflejan en la mirada de los hijos, en cómo mostrarse o en su vergüenza, pero desde la institución se les ofrecerá otra forma y otras cosas que mirar, sin negar su real, reconociendo la dignidad de la vergüenza, y facilitando significantes y espacios para hacer algo distinto con su cuerpo y su goce, evitando la victimización y la ferocidad de una autoridad que, solo por el hecho de ser padre, no está autorizada. ¿ Qué le pasa a un padre que abusa, goza sin límite, no renuncia a nada y se aleja del amor ? Se podría interpretar como deseo de aniquilación del otro al no aceptar la castración y querer imponer su propio goce, al no reconocer y repudiar el deseo de los otros, algo que ya dijo Freud sobre los destinos pulsionales del perverso. Se tratará de ofrecer el discurso analítico para contrarrestar ese empuje de los pecados del padre, y preservar la infancia.
Tanto en la clínica como en la institución escucharemos el discurso de cada sujeto, dentro de su época, quizá ahora más perversa, con casos más graves en la institución, más abusos, más psicosis, más violencia y más precariedad del lazo social, como muestra de la miseria de esta época, y con una sintomatología distinta donde el psicoanálisis se orientará observando las transformaciones contemporáneas, dejando atrás un patriarcado autoritario. Atenderemos pues a los efectos de los pecados del padre y el patriarcado atroz, con los síntomas e invenciones de cada sujeto y las nuevas familias, y no sin atender a los pecados de las madres.
Bibliografia :
– Lacan J., « Los complejos familiares en la formación del individuo », Otros escritos, Paidós Buenos Aires, 2012.
– Freud S., « Ensayos sobre la teoría sexual y la teoría de la neurosis », Alianza Editorial, Madrid,1967.
– Freud S., « Pulsiones y destinos de la pulsión », Obras completas, Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico. Trabajos sobre metapsicología y otras obras, Volumen 14,Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1992.
Fotografía : © Jos Tontlinger